domingo, septiembre 28, 2014

Destierro.



Del sol aprendí que su grandeza, calor, inmensidad y poder es sólo comparable con el amor de Dios.

De la arena aprendí que somos insignificantes en medio de todos, pero cada grano es único. Y un desierto no sería un desierto si faltara estuviera ése pequeño grano.



De la piedra aprecié su dureza, esa porfía para soportar intacta el paso del tiempo avasallador, de aguantar el golpe y esa paciencia eterna. 



Del viento amé su vaivén, su capacidad de viajar, de ése ir y volver que me hacía escuchar de pronto en su susurro la voz que más amo, arremolinado en su respiración inagotable.



De la distancia aprendí que tiene un poder limitado. Se aparta el cuerpo, pero el alma jamás.



De la luna admiré su serenidad y me llené de su romance de luna que lleva consigo. De esas palabras bellas que le escribieron poetas en sus cráteres para nunca dejar de amar.



De las montañas fuí confidente de su soledad, y ellas también de la mía.



De las estrellas aprendí que son chispazos de amor, y colaboré con ellas cada noche a colgar un poco del amor guardado en el firmamento eterno e infinito... de tu corazón.






viernes, julio 13, 2012

Etéreo.


Estaré, siempre estaré; dónde está tu pensamiento.
Dónde está tu corazón.

lunes, julio 09, 2012

Contraviento.


Un buen día aprendí a andar en bicicleta. Caí muchas veces; aún hay marcas de ellas. He pedaleado al calor, a la luz, a la oscuridad, a la humedad y mientras la fría escarcha quedaba en mis manos. 


He conocido gente nueva y espacios de oculta e inmensa belleza. Simples para algunos, pero que hoy constituyen parte de mi universo. Mis cabellos se han peinado al aire por kilómetros. En dos ruedas generé amistades que no conocen altibajos. 


He disfrutado del favor del viento, y a contraviento se han secado lágrimas cuando las cosas no marcharon bien. Las ruedas me guiaron a esos lugares donde mi alma sanó. 


Entre la vida y la cleta hay una cosa clara. La cosa no es cuántas veces caiga, ni el viento y la lluvia me quieran frenar. "No dejes de pedalear" gritaba mi viejo, cuando aún habían ruedas pequeñas en mi eje trasero.


Cuenta me doy en cada pedaleo, que la vida es un gran sendero. Yo lo recorreré en bicicleta. Un buen día aprendí a andar en ella.



Croma.




En el negro del café y el por servir, en el azul del cielo nuboso que cubre los ojos, en el amarillo del ocaso, en el verde del mar profundo, en el blanco del cortinaje por el cual veo este mundo pasar, y en el rojo de la sangre por sangrar. Estás tú.





jueves, agosto 25, 2011

Brisa


¿Para qué hacer gritar al corazón, si primero hay que hallarle?
¿Porqué buscar lo que se tiene en medio de lo que no se tiene y lo que no se tiene en medio de lo que se tiene?
¿Porqué callar si de mi voz saldría la respuesta?
¿Hacia dónde dirijo la mirada si los ojos me son estorbo?
¿Si escucho lo que no he podido escuchar, me valdría la pena entonces aprender a oír?
¿O más bien aprender a pensar sigiloso para que nadie haga retumbar mis sesos?


¿Será que para traer lo perfecto a casa primero habrá que irrigar el alma y aprender en la espera?


¿Hasta sangrar?

jueves, julio 21, 2011

Memoria.


Uno de mis defectos es vivir de recuerdos. Cada vez que oigo una canción, que abro una caja, que empujo una puerta o camino entre las calles, hurgo en el fondo de ellos. A veces me alegran, pero debo considerar que la mayor parte de las veces, me entristecen.

Hasta el momento me han dicho que es malo. Vivir arrepentido de lo que hice o dejé de hacer es lo que muchas veces me frena a seguir, y me come el remordimiento de no haber abierto más los ojos, de no haber vivido más cada segundo. Pero también veo con claridad los segundos en que mi alma salió despegada de felicidad, en búsqueda de prolongarlo todo.

También sé que escribir acá no producirá nada. Pero tampoco lo hicieron los momentos en que me senté en la vereda, en que corrí como un loco, en que me fundí con el viento, en que esperé paciente, en que subí los cerros, en que lloré, en que me sorprendí con caricias ajenas, promesas, miradas que decían mucho y no hacían nada, en amores no correspondidos, en besos sin destino.

Recordar es mi mal. O quizá simplemente un bien que no sé aprovechar.

martes, julio 19, 2011

Amatus sum, amatus es, amatus est.



En mis noches se resbalan los minutos y cuentan las palabras al revés, como si la atmósfera se volviese líquida, el respirar asfixia y los recuerdos se hacen realidad, para entrar en el repetitivo y sordo mundo onírico.

lunes, julio 18, 2011

Canción para volver.


Tengo un sueño, que en noches se repite.
Habla de la vida, en blanco negro y en colores.
La historia se apaga, mientras recorro los manchones.
De pasajes locos y vanas contradicciones.

Más allá en lo lejos, siempre creo que veo luces.
Cuando trato de alcanzarlos, allá me voy de bruces.
Me es ingrato volver allá dónde el día se hace negro.
Por eso recomienzo y pego los trozos que esparce el viento.

Un día soñé el mismo sueño añejo.
Ahora era yo recorriendo el mismo fresco.
Se acabó señores, dije fuerte y claro.
Para cerrar el telón de este sueño ingrato.



miércoles, julio 06, 2011

Sideral


Entre la cortina pasaban las horas, su ojo se hacía más viejo a cada segundo y se sucedían mil pensamientos a la vez imposibles de conectar en su mente. La rutina era siempre la misma. Una lágima caía por su mejilla izquierda. Algo le hacía doler algo más que el cuerpo. Habían veces en que ni los mismos mares lograban contener sus saladas lágrimas. Y en medio de la espesura de la noche escondía sus sollozos para hacer, tal vez, que la noche se compadeciera de su dolor algún día.

Una noche, las estrellas hablaron en lenguas extrañas; el calor detuvo el frío suspiro y se hizo seca la lágrima. Se ordenaron los lazos que ataban los pensamientos. La mirada ahora se hizo segura, ordenandose cada átomo de su existir. Una noche, todo cambió. Sólo en una noche.

Dicen, que aquella noche vieron su corazón abrir.

sábado, junio 18, 2011

Será


Será porque nací en invierno que amo tanto la lluvia, que soy adicto a los abrazos y al calor de mujer; será porque nací en medianoche que amo las madrugadas, y esa falsa quietud de la ciudad tapizada en estrellas.

Será porque mis años se marcan al compás de las gotas de lluvia que amo ese olor a tierra mojada y el gruñir del viento en el rostro; será porque en mitad de un año abrí mis ojos al mundo que el tiempo me parece algo abstracto.


Será porque nací entre el frío que creo en la calidez del espíritu, ése espíritu que me hace estremecer. Será, siempre será; como para recordarme realmente quién soy.

lunes, junio 13, 2011

Lapsus


En ocasiones, me suspendo en el tiempo como si todo se detuviera. Quizá sea no sólo mi percepción. Quizá sea real.

Como si el mundo pusiera "pause" y flotara yo dentro de todo o todo dentro de mí, mientras escucho alguien que me dice cómo respirar para no perder el hilo.