sábado, abril 28, 2007

Fuerzas para seguir

Seis de la tarde. El sol está por irse completamente, mientras mis apuntes desparramados conforman mi panorama principal. La biblioteca luce llena de estudiantes preocupados, y soy uno más de ellos. Hurgo en mi mochila buscando algo de comer, pero sólo encuentro cuadernos, una agenda y lápices. Nada comestible.
A ratos pienso en el frío que hará allá afuera, cuando el sol se vaya. Me estiro y me reclino en mi asiento. Los ojos en cualquier momento se saldrían por tanto leer. Dolían.
Me los restregué con fuerza, y dejé caer mi cabeza sobre mis brazos para reposar unos minutos.

Es verdad que odio el tiempo. Siempre me pregunto si es que todos estos esfuerzos valdrán al fin y al cabo. Nunca recibo respuestas, aunque tampoco las espero porque en el fondo sé que no existen.
Creo que me doldría bastante el echar por la borda muchas cosas que en realidad necesito. Si al fin y al cabo mi vida tiene tantos matices distintos, que he sabido llegar a entender, respetar, querer y amar todo lo que hago y lo que tengo.
¿Miedo?... no... no es miedo, quizá es sólo el análisis de posibilidades. Que obviamente no quiero tomar... y por lo mismo prefiero ver todo más claramente, o alimentar esa chispita de voluntad que todos llevamos dentro.

Levanto mi cabeza. Todo está tal cual. Veo algunas burbujas de colores que me gustan, producto del restriego de ojos.
- Vamos, puedo más que esto. - Me susurro en voz baja, para luego tomar aire y seguir leyendo los dos kilogramos de apuntes.

Seis con nueve minutos. El sol se esconde en el preciso instante en que fijo la vista en él. Ahora sólo se deja ver el resplandor cobrizo del cielo oeste, y se escucha tu voz a lo lejos diciendo mi nombre.



martes, abril 24, 2007

En el hecho de ser o estar.

La magia del vivir se consume tras mi puerta, mientras me cobijo en las pocas ropas que me quedan. La distancia quema cuando pienso en tí, intentando seguir mirando el camino que rodea mi cuerpo. Las palabras bonitas se entremezclan en lo oscuro de la nada o de caricias que rasguñan el alma. El tiempo no cede ni pone pié atrás en sus malditos segundos. El frío resquebraja las intenciones de gritar, y congelan la última estrella del firmamento.
Aquella que regalaría si tuviera tu cuerpo aquí, mientras somos pero no estamos.

viernes, abril 20, 2007

Hojas de otoño

Ocho son las líneas del paso de cebra que estoy próximo a caminar. En esta ciudad llueve.
Mi cuerpo viaja con una mochila llena de libros a cuestas. Mi mente no está en mi cuerpo. Mi alma... mi alma está contigo.
Me aproximo a cruzar. El semáforo da el verde, y doy un paso.
Observo el cielo mientras todo viaja más lento. Sonrío. Estaba grisáceo, como en los días en que me dolía estar aquí. Los árboles parecen desgarrarse con la furia avasalladora del viento.
Doy otro paso, y me muevo muy lentamente. Respiro, mientras mis pies mojados por la lluvia transmiten la gelidez.
-¿Que será de mí?- le pregunto al cielo, en un susurro.
Otro paso. Las nubes se mueven sobre mi cabeza y mi cuerpo responde con un escalofrío. Recuerdo tu primera mirada.
Quisiera elevarme. La poza que cruzo me devuelve una imagen de mi pasado. Me pregunto, ¿en que segundo cambió todo?.
Al paso siguiente quisieron volver mis miedos de antaño. Y recordé tus manos, mientras cerraba los ojos. Comprendí que la calle se había detenido por tí. Habíamos detenido una ciudad entera, mientras me decías que el tiempo no se puede tocar.
¿Como que no, amor?. Y esto, sólo con mi alma, siguiéndote de cerca... imagínate tú aquí. No me creerías.
Esquivé a aquellos que caminan en mi siguiente paso. Recordé que dejé morir en mí para dejar vivir. Mientras te huelo en el viento y te escucho en mis pisadas. Abro los brazos para tocarte y besarte en esta mañana tibia, cuando estás conmigo.
Grito, para que se lleve este segundo mis penas, miedos y angustias.
Una pisada más y ahí estás tú, sin estarlo, mientras he cruzado la calle.
La velocidad del mundo retorna, y sonrío aún más mientras me alejo.
Amor, estamos donde y cuando queremos. Toma mi mano y detengamos este mundo inmundo con el poder de tus ojos.
La distancia no existe.




Mientras caminas. >> Coldplay - A Rush of Blood To The Head

domingo, abril 08, 2007

Creer

La neblina al caminar se hacía más espesa. El manto tenue de la semioscuridad se entremezclaba con las notas que me susurraba el cerebro. Las pisadas eran sólo roces sobre el granito que tapizaba lo último que podía ver, mientras mi cuerpo quedaba inmerso en un mar en suspensión que flotaba a mi alrededor.
Las preguntas e imágenes se sobrevinieron a la mente como una descarga fuerte de electricidad.
De pequeño mi madre me decía que no mirara al sol. Una vez lo hice, y aún lo hago. Su luminosidad parece algo inalcanzable ahora entre tanta oscuridad.
Me pregunté si había olvidado alguna cosa, que me dijiste alguna vez, que me llevaría a ser feliz. Lo recordé todo. Nada había fallado.
Me senté en lo que creo, era el suelo.
Te necesitaba.
Te llamé con el pensamiento y observé el cielo como abría. Abrí mi boca para decir que eres magia.
Me miraste a los ojos mientras yo intentaba hacerlo. No pude.
Cargo tantas pesadas cargas que la pureza e inmensidad de tu ente me hacían sólo poder sentir sucio, destrozado y corroído por el devenir la gente y la maldad humana del cual también era parte. Todo flotaba.
Mi cuerpo ya no existía. Sentí la paz.
Me reinventaste. Agregaste y quitaste según lo que merezco. Me sentí reconfortado.
Una vez mas era yo.
Con sólo tocarte no dije nada, pero todo a la vez. Me sonreíste. Me sentí libre.
A tí dí gracias.
Cerré mis ojos y ya no estabas. Pero aún sentía algo dentro de mi pecho. Una voz que me alentaba a seguir. También sonreí. Era mi secreto. Estabas aquí.
Nadie más podía saberlo, mientras caminaba entre la gente sorda, muda, indolente y tonta; que acarician sus bolsillos e idolatran lo tangible, dejando de lado, el amor. El sublime, cálido y más puro amor.

Todos pasan por mi lado, mientras me entremezclo con la gente. Mientras rozan mis hombros sin tocarlos. Mientras miro sus rostros acongojados y cansados que ignoran dónde está la verdadera salida.
Encontrarla... hum, encontrarla es tarea individual.
Todo parece estar cerca. Todo es cerca. Todo está aquí. Cuando lo tienes.

Cree.