sábado, mayo 17, 2008

Soy un traguilla


A veces como más de lo que puedo. Y eso es malo porque no quiero ser un día un gordo con diabetes, no porque odie a los gordos sino que me atemoriza el tener diabetes. También me atemoriza tomarme el colesterol porque pienso que lo encontrarán alto y eso impedirá mis ataques de hambre de medianoche.

No concibo no poder comer ese pastel de yoghurt, y esos panes con chicharrones de la Olimpia cuando salgo de clases. Sería un total desastre no poder preparar esos completos tránsfugos a las 2AM mientras estudio, que traen una especie de baño de mayonesa (en realidad los baño con mayonesa).

Debo reconocer que es imposible detener mi salivación cuando paso por el Llanquihue o la Fuente Alemana. Por eso evito pasar por ahí, para no tentarme y verme una vez mas sentado ante un suculento especial o lomito palta mayo.

De los vampiros ni hablar. Si sólo mi vieja supiera que cuando salgo en auto como a las 11PM no es para ir al cuartel de bomberos sinó que para comerme una hamburguesa en el Pronto de Carrera me mataría. Si supiera mi familia que paso a buscar a mi primo, (ya obeso, y con tratamiento) para compartir un "vampiro" sería peor.

Mi secreto placer sería un día comerme un salamín a mascadas. Porque mi sueño de comer un kilo de queso ya lo cumplí en mi último viaje al sur, y puedo señalar que estuve tres días con una acidez estomacal de miedo. Mi mejor aliado es el Omeprazol aunque mi profesora de Farmacología diga que es malo automedicarse.

Recuerdo muy bien cuando fue la última vez que me tomé al seco un litro y medio de Jugo Watts de Naranja, aquella vez que tragué cerca de un kilo de manjar, que me comí medio pote de mantequilla de maní y diez quequitos "Pingüino" con un litro de Coca-Cola que casi me causa la muerte ante las carcajadas de mis compañeros de bomba.

Debo confesarme de que a veces como a escondidas y que bajo mi cama guardo un Sahne-Nuss de emergencia y en mi velador siempre hay un envoltorio de cualquier cosa acompañado de una taza de café.

Igual en la U ando con una botella de Cachantún que en realidad contiene Sprite y guardo en mi casillero siempre un paquete de galletas que como sin ningún remordimiento. Mi mochila está siempre llena de migas de pan y hasta en mi chaqueta de bomberos encuentro bolsas de maní.

Total, igual soy flaco...


(Confieso que acabo de asaltar el refri).

domingo, mayo 04, 2008

Lágrima


Los trozos de cielo, cayeron poco a poco como desmembrándose de la realidad, y con ello; se abrió el portal más allá de los confines de lo imaginable, en donde un humilde pastor, daba de comer en la boca a sus ovejas...