Ultimátum

¿Que sacas con correr y largarte si aún con volar seguirás estando aquí?
¿Que sacas con evadir la sangre que traerá tu libertad?
¿Que sacas con convertir los pasos dados en un puñal que acelera el latir de tu corazón?
¿Que sacas con rehacer las palabras, para reparar las heridas?
¿Que sacas con llorar el cielo, ahora que vives en tu infierno?
No sacas nada con respirar profundo, si al son de los segundos la vida se te derrumba nuevamente en un devenir intangible y casi espasmótico. Detén el caminar de los ingenuos, mientras pasan, para hacerles ver que realmente no tienen nada, que no son nada y que seguirán por siempre destinados a la nada. Inclúyete y llora la rebeldía con ellos mientras te haces uno más.

Atúrdete entre el monsón y siéntate para ver la sinergia que nos mueve. Llénate de vida y mira cómo las cosas son distintas al sentir las miradas tibias, las palabras sutiles, el llanto del nacer y la semilla que cae en las llanuras de lo inimaginado. Pero que sea rápido.

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Antes de empezar, para empezar a caminar.

Tiempo para pensar, para sentir, para fingir, para desempolvar recuerdos, para pensar en el futuro, para llorar, para arrastrarse por el suelo, para mirar el techo, para carcajear, para tocar, para elevarse, para tomar a la ligera, para saltar, para nadar, para estar aquí sin estarlo, para gritar, para pensar en seco, para volverse loco, para mirar a los ojos, para decir cuánto se ama, para descubirse, para jugar al desentendido, para tener hambre, para dormir, para vestirse, para recrearse, para oler, para salir, para culparse, para morir y vivir en el intento, y para echar atrás el propio tiempo.



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Año luz

Buscad al que hace las Pléyades y el Orión,
y vuelve las tinieblas en mañana,
y hace oscurecer el día como noche;
el que llama a las aguas del mar,
y las derrama sobre la faz de la tierra;
que da esfuerzo al despojador sobre el fuerte,
y hace que el despojador venga sobre la fortaleza.



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